En los Andes, cuando ocurre un eclipse lunar, la gente cree que la luna está en peligro de muerte. Este evento natural causa gran preocupación entre los pobladores y afecta también a los animales:
- Las personas se angustian y se movilizan para «salvar» a la luna.
- Los perros comienzan a aullar, como si sintieran el peligro.
- Otros animales se quedan quietos o parecen desorientados.
Para ayudar a la luna, los pobladores realizan varias acciones:
- Encienden fogatas, creyendo que su luz y calor pueden ayudar a la luna a sobrevivir.
- Gritan y ruegan al cielo, pidiendo que la luna no muera.
Durante el eclipse, cuando la luna se oscurece, se hace visible una estrella cercana a ella. La gente cree que esta estrella es una especie de guardián o salvador de la luna:
- Las personas rezan en silencio, esperando que la estrella use su luz para revivir a la luna.
- En algún momento, parece que la estrella «toca» a la luna, y poco después, la luna vuelve a brillar.
Mientras todo esto sucede en el cielo y entre la gente, algo misterioso ocurre en la tierra
- Desde cuevas y cavernas, se escuchan voces ancianas gritando en un lenguaje desconocido.
- Estas voces parecen comunicarse entre sí, respondiendo desde diferentes lugares.
- La gente cree que son espíritus ancestrales o entidades sobrenaturales que solo despiertan durante los eclipses.
¡Lazo wayq’o tayta kawsarispa tusukuy! ** comienza con el llamado
Arí taytay kawsaripas tusukusun. ** responde desde alguna cueva o caverna
¡Lazo wayq’o tayta hatarimuy tusukuy!
Arí taytay riqcharispa tusukusun.
Este mito refleja varios aspectos importantes de la cultura andina:
- La personificación de los cuerpos celestes: La luna se ve como un ser vivo que puede morir y ser salvado.
- La conexión entre el cielo y la tierra: Las acciones de las personas (fogatas, gritos) pueden influir en los eventos celestes.
- El papel de los ancestros y espíritus: Las voces misteriosas representan la creencia en un mundo espiritual que interactúa con el nuestro en momentos especiales.

Mientras presenciábamos este ciclo de muerte y renacimiento lunar, las conversaciones se centraron en los ayas, entidades ancestrales cuya presencia aún persiste en estas tierras. Según la tradición, estos seres dialogan entre sí durante los eclipses, y sus restos, enterrados bajo las rocas, reviven para emitir poderosos lamentos desde sus antiguas tumbas.