Flor nativa Waqanki

Waqanki Tika: La Flor de las Alturas de Apurímac

En este artículo, exploraremos a fondo la fascinante orquídea conocida como Waqanki Tika, que florece en las alturas de Apurímac. A través de esta narración, compartiré mi experiencia personal, destacando la dificultad de encontrarla, y además, abordaré los primeros testimonios escritos sobre Waqanki, que datan de los siglos XVI y XVII, como los de Guaman Poma de Ayala, Cristóbal de Albornoz, y Antonio de la Calancha.

Flor waqanki
Flor waqanki

Historia y Significado

Guaman Poma, en su manuscrito, hace referencia a la planta como «uacanquis-guacanqueras», vinculándola directamente al vocablo quechua waqanki. Cristóbal de Albornoz interpreta «Guacanqui» como «cosa salida llorando», relacionándolo con mosquitos, pájaros andinos llamados tunqui, y ratones de las punas. Gonzales Holguin la describe como «unas yeruas o chinitas señaladas de la naturaleza, o cosas con las que los hechiceros engañan». Por su parte, Fray Domingo de Santo Tomas señala que Waqanki significa «arrullar» y «llorar».

Desde mi infancia, observé las flores de Waqanki adornando los sombreros de los caminantes de las alturas, sin embargo, desconocía su hábitat y su aspecto. A pesar de vivir en el campo, mi encuentro con esta flor fue desafiante. Durante la temporada de lluvias, es cuando se puede apreciar la flor de Waqanki, típicamente utilizada como adorno por quienes habitan en las faldas de las montañas, a altitudes superiores a 4000 msnm.

Importancia Cultural y Desconocimiento en la Ciudad

Esta flor es un tesoro cultural en las alturas, vinculada a la identidad de quienes la llevan en carnavales y ferias. Sin embargo, en la ciudad, la población desconoce su crecimiento a grandes altitudes y, en ocasiones, la confunde con otras especies, como el surphuy tika. El desconocimiento de su hábitat y características es evidente entre los habitantes urbanos.

Búsqueda y Encuentro

La búsqueda de Waqanki no es fácil. No es una planta común que crezca en todas partes, y solo aquellos que viven en las alturas con sus cabañas conocen su paradero. En ocasiones, visitantes de la ciudad son engañados por campesinos, quienes los hacen creer que han encontrado Waqanki cuando, en realidad, han descubierto el surphuy tika, una especie similar pero distinta.

Mi padre, nacido en 1935 y conocedor de gran parte de Apurímac, fue la guía perfecta para localizar esta flor. Identificamos tres posibles lugares: Lliullita, cerca de Chuquibambilla; Suparaura, en la provincia de Aymaraes; y Anccomarca, en el distrito de Circa. Elegimos este último por su cercanía a nuestra cabaña.

Después de un día de caminata, llegamos a la cabaña y, esa noche, un familiar de mi padre reveló la posibilidad de encontrar Waqanki cerca. Al día siguiente, partimos emocionados por conocer el lugar y, además, por su proximidad. El acompañante nos llevó a un área cercana a un bosque de queñuales, donde crecía abundantemente el ichu.

Similar al surphuy, el Waqanki se diferenciaba por su altura, superando los 20 centímetros, mientras que el surphuy apenas llega a los 8 centímetros. Sus flores, siempre cerradas, presentaban un intenso color rojo hacia la punta y amarillo hacia el tallo, cambiando con la madurez.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio