Piedras caminantes

Mito de las Piedras Caminantes

En mi comunidad, la primera vez que escuché sobre cosas que vuelven fue relacionada con un santo que regresaba a su lugar de origen. Después de varios intentos, este santo finalmente encontró su nuevo hogar. Por otro lado, había leído acerca de piedras mágicas que el Inca enviaba, como si fueran hombres, con el propósito de construir obras importantes. Leyendas como la del Capitán Rumi o la del Chamán Rumi, ubicada a 60 km de Curahuasi, involucran a una piedra gigante sobre la cual crece un chamán y una planta aromática utilizada en ceremonias religiosas ancestrales.

En Busca de las Piedras Misteriosas

Localizar y visitar estos lugares es casi imposible para un extraño, ya que solo tienen acceso aquellos que habitan en esa zona geográfica. Generalmente, son familias que viven en la montaña desde hace muchos años, dedicándose al cuidado de sus animales. Toda la información relacionada es manejada dentro de sus grupos familiares, y rara vez se comparte con otras familias, incluso aquellas que viven cercanas.

Importancia Ritual y Valor de las Piedras

Cada ayllu protege y incluye estas piedras en las ceremonias religiosas que realizan. En ocasiones, las trasladan y las incorporan en los rituales, colocándolas en el mesaq’epe junto a conchas marinas y otros objetos ceremoniales. Poseer una de estas piedras es como tener el espíritu mismo del ser, otorgándole un valor significativo. Además, se cree que su presencia aumenta la producción de animales.

Evidentemente, las piedras que se trasladan son pequeñas, del tamaño de una perdiz, y su color varía, algunos son oscuros y castaños. Algunos las llaman Illa, también conocido como Iguayllu.

Encuentro Misterioso con la Piedra

La primera vez que llevaron la piedra fue durante un viaje desde el pueblo hacia la cabaña. Al mediodía, la recogieron y la envolvieron en una manta para trasladarla. Llegando a la cabaña por la tarde, la guardaron sobre el muro de la choza, cubierta con algunas mantas. Al día siguiente, muy temprano, se sorprendieron al descubrir que la piedra no estaba. Toda la familia se enteró; al principio, mostraron sorpresa, pero luego recordaron que no era la primera vez que la piedra se escapaba.

En ocasiones, la piedra permanecía cinco días, y otras veces, apenas una sola noche. Hasta que ocurrió un suceso inexplicable. Como de costumbre, un integrante de la familia llevaba la piedra, ensillado en su caballo. A mitad del camino, sintió la necesidad de merendar y notó que su caballo presentaba síntomas extraños. Asustado, trató de ayudarlo, pero fue en vano. Después de la muerte del caballo, nadie más se atrevió a llevarlo, ya que el yachaq (chamán andino) interpretó que era un castigo de esa piedra.

Desde aquel día, la piedra permanece en el medio de la montaña sin que nadie la fastidie. Su misterioso poder y las experiencias vividas durante su transporte han dejado una marca imborrable en la memoria de la familia. Aunque ya no es trasladada, su presencia solitaria en la montaña sigue siendo motivo de respeto y cautela hasta la actualidad.

mito piedra caminante
Mito piedra caminante

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio