Dónde está Las aguas termales de Santo Tomás están en el kilómetro 437 de la carretera interoceánica, junto al río Pachachaca. Están cerca de la ciudad de Abancay y a poco más de un kilómetro del puente colonial Pachachaca.
Cómo llegar
Opción barata: Puedes tomar un bus a Chalhuanca por 1.50 soles. Te deja cerca del puente, donde hay casas que venden aguardiente de caña de azúcar de Pachachaca. Luego, camina 10 minutos hasta el puente colonial Pachachaca.
Después de ver el puente, camina 25 minutos río abajo. Hay que cruzar un riachuelo pequeño con cuidado, sobre todo si ha llovido. En total, caminarás 1.61 kilómetros desde el puente hasta los baños de Santo Tomás.
Cuánto cuesta Un taxi para 5 personas cuesta 13 soles solo para ir. Para volver, el bus cuesta 1.50 soles.
La mejor forma es ir en grupo y tomar un taxi hasta el puente Pachachaca por 15 soles. Luego, sigue el camino de la opción barata. Para volver, hay minivans a Abancay por 3 soles en la tarde. Si no, puedes esperar en el puente o caminar hasta la carretera panamericana para encontrar transporte a Abancay.
Consejos importantes
No te acerques mucho al borde del río Pachachaca. Ya ha habido accidentes. Siempre ve con alguien, porque no hay caseríos ni anexos cerca y nadie oiría si pides ayuda por el ruido del río. No hay muros ni barandas para agarrarte, así que ten cuidado y disfruta el paseo.
Si vas solo, llega hasta el puente colonial Pachachaca y únete a otras personas que vayan a los baños de Santo Tomás. Será un bonito recuerdo.
Mi experiencia en Santo Tomás
Después de una caminata de unos 20 minutos desde Pachachaca, pasando por campos de caña de azúcar y cruzando el pequeño río Tincoc, llegué a un sendero estrecho rodeado de vegetación exuberante. Desde allí, pude ver la impresionante quebrada de Ampay wayqo frente a mí, una de las muchas microcuencas del gran río Pachachaca, que se encuentra al otro lado del río
Al llegar a los baños termales de Santo Tomás, me quedé maravillado por el espectacular paisaje. Las aguas termales brotan de una pared rocosa de más de 20 metros de altura, fluyendo hacia unas pozas naturales situadas al borde del río Pachachaca. Me sumergí en una de las dos pozas principales, disfrutando de su agradable temperatura de unos 20°C. Más abajo, descubrí otras pozas más pequeñas pero sorprendentemente más calientes, llegando hasta los 35°C.
El acceso a estas pozas termales es una aventura que requiere precaución. Se encuentran ubicadas a escasos metros del caudaloso río Pachachaca, en una formación rocosa que se asemeja a una serie de pequeños peldaños naturales. La proximidad al río hace que el camino sea resbaladizo y potencialmente peligroso; un paso en falso podría resultar en una caída hacia la corriente.
Estas pozas termales son verdaderas joyas naturales, cada una con espacio suficiente para una o dos personas como máximo. Se disponen en diferentes niveles de la roca, creando una especie de terrazas naturales. Aunque pequeñas, son numerosas, lo que permite a varios visitantes disfrutar simultáneamente de la experiencia.
Al sumergirse en una de estas «cápsulas» naturales, uno se siente abrazado por la roca cálida y el agua termal. La sensación es única: mientras el cuerpo se relaja en el agua caliente, la vista se pierde en el imponente cañón y el sonido del río crea una atmósfera envolvente.
A medida que avanzaba la tarde, el viento comenzó a soplar con más fuerza a través del cañón, produciendo un sonido similar al de un ventilador gigante. Me di cuenta de que estaba en un lugar verdaderamente único, donde la naturaleza ha creado un oasis termal en medio de un paisaje agreste y solitario. Más allá de este punto, el cañón se estrecha aún más, sin dejar espacio para asentamientos humanos o cultivos, solo el paso imponente del río Pachachaca.